«¡Fácil….!» puede pensar más de uno, pero si preguntamos a quienes lo han intentado, la respuesta mayoritaria es » Imposible».
Efectivamente, es la primera pregunta que hacemos a quienes vienen a pedirnos asesoramiento…. » ¿Has hablado con tu Banco?». De forma casi invariable oímos lo de » lo hemos intentado, pero nada…», y ese «nada» lo es en el sentido más amplio que podamos imaginar: ni respuesta, que por otra parte es una forma un tanto cobarde de decir que NO.
Aunque no nos sorprenda, no deja de ser bastante triste que en una relación comercial como es banco-cliente la comunicación no sea posible cuando uno de ellos pasa por dificultades, el cliente en el 100% de las ocasiones.
Pero tras la primera intentona, siempre hay opciones para una segunda oportunidad que puede ser muy fructífera si sigues cierto método y preparas bien tu plan de acción. Podemos resumirlo en 5 puntos que exponemos en esta entrada, si bien dedicaremos entradas posteriores a cada uno de ellos
Vamos allá:
1. Localiza al interlocutor válido: No es nada sencillo. Las grandes organizaciones siempre colocan empleados barrera para evitar precisamente el contacto directo con quienes de verdad toman decisiones. Ten en cuenta que tu gestor asignado, el director de la oficina o quien te llama por teléfono para reclamarte el pago no tienen ninguna facultad para oírte y abrir vías que exploren una salida. Pide ayuda a alguien que conozca de verdad cómo se estructuran estas organizaciones y él llegará a la persona adecuada. NO TE PIERDAS EN EL LABERINTO DE DEPARTAMENTOS.
2. Ten clara cuál es tu situación: No podemos ir a plantear caprichos, ni soluciones imposibles. Hay que ser realistas y saber lo que se puede y no se puede hacer. No te pongas en manos de asesores-milagro que te prometan la luna; si fuera tan sencillo no te pedirían varios miles de euros por su gestión. Analiza bien cómo ENCONTRAR UNA SALIDA QUE PUEDA FAVORECER A AMBAS PARTES.
3. Exprésate con claridad y toca «los puntos de dolor» de tu Banco: Has leído bien, aunque se hagan los fuertes, tu Banco tiene temores cuando tu capacidad de pago disminuye. Así que ve directo y sin rodeos explica tus circunstancias, DEJANDO AL DESCUBIERTO SUS PUNTOS DE DOLOR. Que vean que conoces cómo les puede afectar un empeoramiento de la situación y transmíteles la sensación de que conoces todas las opciones a tu alcance, incluidos escenarios de discusión judicial si llega el caso. Firmeza en tu discurso y solidez en las razones que te respaldan.
4. No mientas. De nada sirve ir de farol; tarde o temprano se descubrirá el bluff y habrás agotado casi todas tus balas. Lo que sí puedes, y debes hacer, es dosificar la información según te vayan tomando en serio, pero nunca, nunca, mientas. Ten en cuenta que las conversaciones serán intermitentes y pueden alargase en el tiempo. ¿TE SEGUIRAN ESCUCHANDO CUANDO COMPRUEBEN QUE HAS QUERIDO HACER TRAMPAS?.
5. No te des por vencido. Es el juego de ellos, y debes saberlo. Lo normal es que la primera vez que sigas los 4 pasos anteriores no tengas ningún resultado visible. Y hemos dicho visible, porque si lo has hecho bien, puedes estar seguro de que ya tienes un progreso aunque de momento no lo veas. Sigue firme en tu planteamiento y no olvides que NADA QUE MEREZCA LA PENA SE CONSIGUE FÁCILMENTE, y menos cuando tienes un Banco delante. Apóyate en un buen profesional que sepa cuál es la estrategia y te transmita el aliento y la confianza necesaria para resistir y no caer a las primeras de cambio en «sus soluciones», que son eso, bastante más suyas, que tuyas.
Repetimos, no es sencillo hacerte oír, precisamente porque la intención es desgastarte y que bajes los brazos. Pero recuerda:
No te conformes con ser parte del engranaje de una maquinaria que engulle a quienes, como tú, pasan por situaciones de dificultad económica
No te conformes con pasar de ser cliente a ser ignorado.